Hace un par de semanas, para celebrar la navidad con unos amigos, fuimos a cenar al Buenas y Santas de la calle San Bernardo, abierto este verano en junio. Tienen otro por embajadores, el original de 2009, pero a nosotros nos pilla bastante peor.
Es un restaurante pequeñito, muy chulo, con una barra chiquita y muchas mesas pequeñas, en las que cada silla es diferente, habiendo incluso las típicas de clase de toda la vida. Al fondo tienen un comedor un poquito más grande donde caben mesas algo más grandes. Nosotros fuimos ocho, y ocupábamos una parte importante. El sitio es argentino, pero no de los típicos de carne, sino más de comida casera e informal: hamburguesas, empanadas, pasta, pizza… El nombre viene de un saludo que todavía se puede escuchar por las zonas rurales de Argentina, y con él quieren evocar esa cocina casera y el buen hacer.

Al llegar nos tomamos unas cervezas en la barra, aunque la verdad es que no está pensada para albergar a más de 3-4 personas. Cuando llegó todo el mundo pasamos a la mesa. De cerveza tienen San Miguel, Heineken y Coronitas. De vino tienen varios abiertos para copas. Yo tomé una copita de Sembro 2010, que conocía del club todovino y es un Ribera que me gusta.
De entrantes pedimos un par de tablitas patagónigas y un par de degustaciones de empanadas argentinas. Las empanadillas estaban de muerte, imprescindible probar alguna si se viene aquí. A 2,6€ cada una y 9€ degustación de cuatro. Las hay de pollo, carne, queso y cebolla, y de verdura. La tablita patagónica trae queso de cabra con frutos del bosque, croquetas de cordero, hummus y pan, y unas berenjenas escabechadas. Está todo más o menus bueno, pero trae mucho pan y poco de cada cosa. Para dos puede estar bien.

Luego cada uno pedimos un segundo. La hamburguesa deluxe (11€) gustó mucho, pero la de la Pampa no tanto. En lugar de carne picada trae unos filetillos de vaca argentina a la plancha, que quizá podrían estar más jugosos.

Otra especialidad del local son las pizzas hechas a la parrilla, en lugar de al horno. La mesa crujiente y muy buena y tiene queso para aburrir, así que estupendas. Probamos la Lulú, con rúcula, tomates secos y un montón de queso de cabra encima. Genial.

Yo pedí la milanesa napolitana, que es un escalope a la milanesa de buen tamaño y delicioso, bastante jugosos, recubierto con queso, tomate fresco y rúcula, lo que le da un sabor aún más jugoso y estupendo. Me encantó y lo recomiendo, creo que lo mejor que vi esa noche.

Otro plato rico que probamos fueron los ravioli rellenos de calabaza y con mucho queso por encima. Una salsa muy rica y el relleno también.

De postre el panqueque nunca falla, relleno de dulce de leche, mientras que el brownie tampoco estuvo nada mal. El brownie en sí muy rico, con mucha nuez, y luego la bola de helado de dulce de leche no sabe demasiado a lo que tiene que saber, pero estaba buena.


En conclusión, un sitio muy divertido, pero para ir poca gente porque no es muy amplio. El precio es muy asequible y puedes pedir cosas para compartir o individuales. No te descubren la pólvora, pero tienes platos ricos caseros que no son tan fácil de probar estos días a precios normales. Yo os recomiendo que si estáis por la zona le deis una oportunidad porque os gustará. El servicio es muy esmerado, e incluso a veces un poquito agobiante en su afán de meter prisa.
Web y twitter: buenasysantas.es – @buenasysantas
Precio: 21€