Buenas a todos después de varias semanas sin publicar apenas. Para que sepáis qué he estado haciendo en mis vacaciones y por qué he vuelto con 3 kilos más, os he preparado un reportaje sobre la gastronomía de Alaska. O al menos, sobre lo que comimos nosotros, y creo que tampoco ofrece mucho más.
Hay que decir que Alaska es territorio estadounidense, y por tanto la comida es en su mayor parte típicamente americana, tanto en sus platos como en su tamaño. Como añadido podemos encontrar mejor pescado de lo normal, especialmente en halibut (fletán) y el salmón, en todas sus variedades.
Es importante decir que aunque el verano es bastante bueno allí, dura lo que dura, y el resto del año es un invierno insufrible, y por tanto, no hay cosechas ni vimos ganado pastando en ningún lado, a excepción de alguna granja de yaks o bueyes almizceros.

En EEUU es muy típico es darse un gran desayuno, comer muy ligeramente y finalmente cenar normal, prontito. Los desayunos para ellos son una verdadera comilona, tanto dulces como salados.
De lo más típico son las tortitas con huevo y bacon, bien embadurnadas de mantequilla y sirope de arce. También muy típico el french toast. En general toda su cocina está basada en la mantequilla, o si no tienes suerte, en la manteca de cerdo.

En los primeros días fuimos una pizzería con terraza muy hippie, donde tomamos un hummus muy rico y una pizza gigante. Descubrimos que las pizzas en Alaska pueden venir con red sauce (tomate y especias) o con white sauce (ajo y aceite) como base. La nuestra era de base blanca. Muy buena pero el ajo cansa al final!

Otro desayuno tremendo fueron estas tostadas con patatas y verduras, bacon y huevo. A reventar. Yo pedí las tortitas con bayas. En general en Alaska las tortitas, y mucho del pan que te ponen están hechas de sourdough (masa madre, se pronuncia «sordo»), que es una masa hecha con levaduras naturales, no las de panadero, por lo que la fermentación es mucho más lenta y tiene saborcillo un poco más fuerte. Históricamente se ha usado mucho por los exploradores y prospectores que descubrían nuevo territorio, ya que las condiciones para el otro tipo de pan no eran propicias, y muchas veces a esas personas les llaman «Sourdoughs»

En Estados Unidos muchas veces la comida rebosa del plato. Un zumo que pedí mucho fue el de cranberry (arándano rojo), que es parecido al de granada. Es como una frambuesa pero con un sabor mucho más seco, un poco amargo. Me pareció riquísimo.

Otro clásico que probamos fue el Philly Steak Sandwich, que viene a ser un bocata de filete con queso fundido. En este caso además llevaba algo de pimientos. Todo un clásico. En USA todo además tiene repleto de patatas fritas, por si te quedas con hambre.

Un día nos mandaron a un sitio que nos recomendaron como el mejor de la zona, de «fine dining«, o sea, que no era fast food. El sitio no era nada glamuroso y el calor terrible (en Alaska no se lleva mucho el aire acondicionado, y cuando el calor aprieta no hay mucha escapatoria).

La cerveza Midnight Sun nos pareció muy rica, muy fría, turbia. Además de los entrantes probamos el salmón y el halibut. En Alaska hay varios tipos de salmón, más grandes, más rosados, según el tipo. Lo que está claro es que al estar pescados en el río tienen mucha menos grasa (a mí de otro modo me parece un pescado muy empalagoso a menos que sea ahumado), y una frescura extrema. Aquí venía hecho a la sartén, con patatas y ensalada césar.

El otro plato fue halibut (fletán), que en España llega como congelado como sucedáneo de merluza, pero allí lo puedes tomar sin problema, recién pescado y es exquisito, con una carne durita y blanquita. Y unas pedazo de lascas! En este sitio lo preparaban con una salsa de soja y wasabi y unas judías verdes.

De postre estábamos deseando algo de fruta, pero en Alaska es mala y cara, así lo que más parecido fue una tartaleta de moras, frambuesas y arándanos, con crema.

Otro componente importante de los desayunos en américa es el sausage, que normalmente en España se traduce como salchicha, pero en EEUU lo utilizan más para denominar a unas hamburguesas de carne de cerdo, que normalmente toman con el desayuno.

Dados nuestros desayunos, normalmente intentábamos comer ligeramente, algún sandwich de algún tipo (que casi siempre son grandes te pongas como te pongas), una ensalada, fruta, o bien nos comprábamos algo de pan y lo rellenábamos con los embutidos que trajimos desde España. Hicimos varias comidas en route, en el coche o durante alguna excursión. Y más de un día nos saltamos la comida para cenar directamente, prontito, sobre las 6pm.


En EEUU el helado estándar es el de vainilla blanco que te ponen en los McDonald’s. En casi todas las heladerías te ponen este helado, que luego puedes convertir en Sundae (añadiendo todo tipo de toppings enormes y jugosos) o en Float (un vaso de un root beer (es un refresco dulce, no cerveza) con helado dentro)

El peligro que tiene Alaska es que está por explorar, o en el mejor de los casos, por poblar. Anchorage y Fairbanks son las ciudades más grandes, y son rídiculas, porque ni siquiera tienen estructura de ciudad. Y ya si te vas a los pueblos, suelen ser casa sueltas en medio del bosque, unidas por caminos de tierra. El caso es que yendo por la carretera de un punto a otro mucha veces es imposible encontrar un sitio para parar a comer en condiciones. A lo más que puedes optar es a un trading post o una gasolinera, que tenga comida para calentar en microondas, y al propio microondas que suele haber en estos sitios. Cuidado porque si vais de viaje y os descuidáis acabaréis comiendo en sitios muy cutres como opción última. Por ejemplo comida thai de furgoneta al sol.
En Alaska la hamburguesa es la reina de la mesa. Las puedes tomar todo lo grande que quieras y casi siempre de muy buena calidad, aunque a veces cara porque el ganado vacuno seguramente lo tienen que traer de otros estados. Encontrarás también hamburguesa de otros animales como yak, búfalo o bisonte. Los aliños siempre ketchup Heinz y mostaza amarilla French’s

Otro almuerzo rápido: Cerveza rejuvenecedora, una ensalada César, que es la que mejor suelen hacer por allí, aunque esta en concreto regular… Y un sandwich de pollo con queso y champis. Me encanta cuando «rebozan» las patatas fritas. El no va más del engorde.


Una vez llegamos de nuevo a la costa, los menús cambiaron bastante para incluir todo tipo de marisco y pescado. Decidimos compartir tanto una brocheta marina, con todo tipo de cosas y bien grande, y luego una gigantesca pizza mediana. Estaba buena, pero la masa era la típica americana gorda del Pizza Hut y lo cierto es que sabía exactamente igual. Rica y golosa, pero reconozco que ahora soy más de masa fina y crujiente, al estilo italiano. Durante el viaje estuvimos intentando probar el king crab, que es como un centollo gigante, pero el precio al que lo venden no nos pareció que mereciera la pena.


Uno de mis sitios favoritos del viaje fue restaurante en un antiguo vagón de tren, con comida americana mex criolla, grandes cantidades, muy sabrosa y servicio estupendo. La pega: no dan cerveza.

Probamos el Gumbo, guiso de carne y verduras que me gustó mucho. De segundo tacos con frijoles y una gran hamburguesa kahuna, con bacon, queso y verduras, acompañada de judías. Tenían unas salsas entre picantonas y sabrosas que me encantaron.




Al día siguiente, cena informal de nuevo, también mezcla de mex con producto local, un sitio famoso por tacos y burritos enormes y una estupenda colección de botellas de salsa picante.


La cerveza más típica de allí es la Alaskan, de Juneau, aunque hay otras locales en otras ciudades. De la Alaskan hay muchas variedades (APA, IPA, Stout, etc), pero las mejores son la Amber (lager) y la White (de trigo). Deliciosas!


Otra cena buena fue en un sitio con música en directo, donde probamos a medias un bisque de langosta, que venía con su pan con bien de mantequilla por si te parecía liviana la crema. Luego yo tomé un filete de halibut riquísimo, pero algo escaso para no hacer comido ese día. Por suerte venía acompañado de mucha verdura y patata que ayudaron.


Cayó también fish & chips alasqueño, con halibut buenísimo, muy fresco.

Y de postre una tarta de queso descomunal.

Al día siguiente para desayunar probé los biscuits and gravy, que es un desayuno muy típico americano, tremendo. En América como sabéis las galletas son cookies, y los biscuits son unos bollitos entre scone y madalena, que suelen tomar por la mañana. A veces rellenos de carne o huevo, y normalmente embadurnados de gravy blanco. El nombre de biscuit le viene por estar cocido dos veces, y el gravy es casi siempre una salsa de carne de algún tipo. En este caso la blanca es bechamel con jugo y trocitos de carne de cerdo (sausage). Una bomba.


Esa noche nos dimos una de nuestras mejores cenas, con vino! Tomamos una ensalada césar muy muy completa, con pollo, mucha anchoa y pimienta, y luego una pizza estupenda, tamaño descomunal, y que gracias a que ese día tampoco habíamos comido, cayó enterita y aún quedó hambre para el postre.


El postre fue una de las tartas más ricas de la historia, un turtle pie de nueves de macadamia. Las nueces eran gigantescas e iban enteras. Con el chocolate un manjar de dioses (dioses obesos). Por lo visto este tipo de tartas se caracterizan siempre por llevar caramelo, chocolate y nueces y lleva el nombre de The Velvet Turtle, el sitio que las puso de moda.

De nuevo un desayuno en un café y bakery muy famoso. Hay que alimentarse bien!

Escena típica de desayuno.

De las mejores tortitas que probé. Lo negro que lleva al lado es sirope de abedul, más caro y mucho más amargo que el de arce, con un sabor muy parecido al azúcar quemado.

Como comentario importante, si te gusta el café espresso o italiano, EEUU no es tu país, y mucho menos Alaska. Los sitios con café de máquina que vimos fueron contados y caros. Lo que ponen siempre es un café de puchero muy muy flojito, del que te tomas fácilmente 2 o 3 tazas para enterarte, y generalmente ni así hace efecto. Cuando llevas jet lag es un problema. Tampoco vimos leche en casi todo el tiempo que estuvimos. Allí se lleva echarle nata al café, o como mucho half-and-half, que es mitad leche mitad nata. Sanísimo.
En EEUU los dulces son siempre a tope de mantequilla y el doble de azúcar. Típicamente donuts, scones, muffins, fudge y tartas.

Y la cena final del viaje, ya un poco empachados…

Probamos el clam chowder, que es un guiso de almejas y marisco con nata, y que tradicionalmente se come con crackers. Rica de sabor pero muy pesada con toda la mantequilla que lleva. Carmen tomó un filete de pescado a la plancha, que fue de lo más ligero que probamos en el viaje. Con patatas fritas enormes.

A mí, sin mucha hambre, me pudieron la gula y un camarero chalado, que me recomendó un elk meatloaf (pastel de carne de ciervo) con puré de patatas y cebolla frita. No estaba mal, pero era enorme y también sabía mucho a mantequilla! Imposible terminarlo.

En Alaska la mayoría de gente va a pescar como hobbie, sobre todo halibut, que llega a unos tamaños descomunales. Está bien porque habilitan unas mesas donde la gente puede limpiar su pescado y llevarse los lomos ya preparados en una nevera a casa. Pero hay mucha otra gente, sobre todo nativos, que viven y comen de la pesca. En cualquiera de los casos, donde veais que la pesca abunda, apuntaros al carro y pedid lo más fresco que tengan, que no os arrepentiréis.
Ah, y se me olvidaba, si os justa la carne especiada o el embutido, no dejéis de probar el salmon jerky, que son tiras de salmón muy ahumadas y pimentadas que venden al vacío. Tienen un sabor súper intenso y para llevar en la mochila vienen genial.


Y bueno, para convenceros de que deberíais ir a Alaska si os gusta la naturaleza (ya que su gastronomía no es precisamente lo que os hará recorreros medio mundo), os invito a echar un ojo a sus paisajes. No son fotomontajes, son así de verdad.
Nuestro desayunos rondaban los 20$, las comidas algo parecido y las cenas 30-40$, por persona, pero lo que sí os quier decir que paisajes y experiencias como las que hay allí no tienen precio.