Muy buenas a todos,
el otro día tuvimos la oportunidad de ir a conocer La Charca Taberna. El nuevo local que han abierto los mismos dueños del gran Asgaya y el «siempre hasta la bola» Horreo Asturiano. En este caso han cambiado de zona y esta taberna está situada muy cerca de la Plaza de España, exactamente en Juan Álvarez Mendizaval 7. Es una opción estupenda si tras un paseo por el Templo de Debod te apetecen unas buenas cañas y sobre todo, una buena ración de comida de primera. También tenéis cerca todos los cines de la Plaza de los Cubos así que si tenéis alguna película pendiente, podéis matar dos pájaros de un tiro.
En La Charca os vais a encontrar con una cocina de verdad. Platos tradicionales con materias primas estupendas y preparados con mucho mucho oficio. Y como vais a poder ver, generosos en cantidad. Es uno de esos sitios a los que vas a poner cualquier excusa para pasarte a tomar algo. Y es que es muy bueno para ir con amigos, con la familia, con tu pareja… ya sea a tomarte algo en la barra o a darte un buen homenaje. En la visita que les hicimos Borja y yo, salimos enamorados de los callos y el cachopo, y también nos gustó mucho el bacalao y las patatas con foie, trufa y huevo. Pero vamos que os animamos a que le echéis un ojo a los fotos para que juzguéis por vosotros mismos.

Al entrar en La Charca, nos encontramos con una zona de barra amplia y bastante chula. Tienes 3 ó 4 mesas altas que son perfectas si vas en pareja. Dentro de la zona de barra, destacan los mostradores con raciones con tan buena pinta como los boquerones y el bacalao. La verdad es que si no hubiésemos quedado en sentarnos a comer en serio, nos habríamos quedado en la barra tan ricamente.
Tras una primera caña en la barra, pasamos al salón interior que aunque tiene unas 10-12 mesas, os avisamos que se llena en poco tiempo. Y es que su oferta es realmente buena. Nosotros fuimos a comer un día entre semana y tienen un menú por unos 13€ que tiene un pinta estupenda y que triunfa entre los currantes del barrio.
La carta del restaurante es una auténtica joya. Tienes entrantes muy variados y apetecibles pero también tienes arroces, ensaladas, pescados, carnes, cuchara, sartenes… de todo y bien de precio. Y la misma sensación tuvimos con la carta de vinos. Bastante variada y con precios un par de euros más baratos en algunas referencias que conocemos bien. Nosotros tomamos un Luis Cañas crianza 2010 para no arriesgar.
Además, mientras nos decidíamos qué narices íbamos a pedir de todos esos manjares, nos trajeron un platito generoso del salpicón de langostinos y pulpo que habíamos visto en la barra. Se ve que nos habían visto ponerle ojitos a la bandeja y tuvieron el detalle de satisfacer los deseos de nuestra gula. El salpicón estaba estupendo.
Bueno, y tras un buen rato de deliberación, decidimos qué comer. Ya os aviso que nos calentamos bastante y pedimos comida de sobra. Con la mitad de raciones comen dos personas normales.
Empezamos con unas croquetas de jamón y de pescado. Estaban buenas pero soy más fan de las croquetas con más bechamel y menos rebozado. Las dos croquetas estaban muy buenas pero me quedo con las de jamón.
El siguiente plato fueron las patatas con foie, trufa negra y huevo escalfado. Un 10 de plato. Las patatas estaban excelentes. Para mí, lo mejor del plato. Y es que si el resto de ingredientes le aporta mucho sabor, ya os digo yo que las patatas, con la yema de huevo y el buen aceite con el que las riegan, merecen la pena por sí solas. Y cuando enganchas un trozo de foie, pues ya ni te digo.
De este par de buenos entrantes, pasamos a dos platos de cuchara que pedimos por medias raciones. Y menos mal porque las cantidades son generosas. El primero de ellos unos callos que fueron de lo mejor de la comida. Muy buenos y se ve que los hacen con toda la paciencia del mundo, porque callos, compango y guiso están ligados a la perfección. Realmente buenos y si vais a la barra no dejéis de pedir una cazuela para probarlos.
El otro guiso fueron las verdinas con almejas y mejillones. También muy buenas pero yo me quedo con los callos. Eso sí, es un guiso más suave y de muy buen sabor. Además de los mejillones y almejas incluyen trozos de atún que están muy buenos. Si no os atrevéis con los callos, esta es una alternativa estupenda.
Hasta aquí, la cosa iba de maravilla pero lo mejor estaba por llegar. Pedimos un pescado y una carne a compartir y la elección no pudo ser mejor. Comenzamos con un bacalao al pil pil de esos que gustan a los mayores. Perfectamente desalado pero sabroso e intenso. Acompañado de pimientos asados estupendos que junto con el sabor del pil pil hacen que este plato sea de primera división. Los amantes del bacalao, no deben dejar pasar esta oportunidad y tenéis que ir a probarlo.
Y para rematar la faena, la joya de la corona asturiana, el cachopo. Brutal. Jugoso a más no poder y con un sabor buenísimo. Sólo de acordarme se me hace la boca agua. Finas capas de ternera y jamón con un relleno de queso estupendo. Es de esos platos que si lo pillas con hambre lo devoras de lo bueno que está, pero es que aunque estés medio lleno también te lo vas a acabar. Una delicia que además es de grandes dimensiones. Con un cachopo comes de sobra. Creo que lo mejor es pedirlo para compartir y así probáis el resto de cosas.
Y tras este atracón, no podíamos irnos sin probar algo dulce. El arroz con leche es de obligado cumplimiento. Muy bueno y con su buena costra quemada. El arroz para los más convencionales. Pero si quieres probar algo diferente y muy muy bueno, no te pierdas su flan de naranja. Está estupendo. De ambos postres pedimos media ración.
Como habéis podido ver, aquí se come de verdad. En La Charca se preocupan porque comas platos de calidad y muy cuidados. Y eso se nota de principio a fin. Y es que cuando ya te crees que todo ha acabado, se presentan con un orujo con orejones y nueces que está de vicio. Vamos, para echar la tarde entera.
Por desgracia íbamos con un poco de prisa y no nos pudimos parar a tomar una copa, pero como podéis ver, el mueble bar lo tienen bien surtido.
Ubicación:
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Uf!, ¡qué comilona!, hace honor a la tradición y por lo que veo hay que ir con hambre. ¡Otra a pendientes!, ¡cuantas tabernas por conocer!.
Estupenda reseña 😉