El pasado miércoles, aprovechando que Madrid está tranquilo y nosotros bastante ociosos, decidimos salir de tapeo por el Barrio de Salamanca, una de las mayores concentraciones gastronómicas de Madrid. Gallego es un experto en estas lides y fue quien nos guió.
Queríamos empezar en el Jurucha, ya que yo no lo conocía, pero estaba cerrado por vacaciones. Un problema de este barrio es que baja muchísimo la actividad en verano, más que en cualquier otro, y cierran muchos sitios. El comienzo y punto de encuentro fue por tanto en el Biotza.
Biotza (corazón en eusquera) es un restaurante-bar de pinchos vascos que lleva ya unos años. Merece la pena sobre todo por los pinchos. El restaurante es más caro y más corriente. Empezamos el recorrido con un par de cañas grandes bien puestas, unas bravas y unas hamburguesitas. Las bravas estaban estupendas, muuuy jugosas y un poco crujientes por fuera. Las hamburguesitas lo mejor sin duda. La carne gordita, poco hecha y tierna como la mantequilla. Lleva una especie de salsa barbacoa pero sin el dulzor excesivo que suele tener.
Tras esto quisimos ir al Sula, que también estaba cerrado, así que acabamos en frente en la Colonial de Goya. Este no lo conocíamos y pedimos al azar una ración de setas gratinadas con jamón en tacos y torta del casar. Qué manjar dios mío! La verdad es que acertamos e intuimos que el resto de platos también podían haber estado bien. Con las cañas, tamaño pequeño, nos pusieron unos canapés de jamón y de salmón un poco resecos.
Pagamos y nos fuimos a O Cruzeiro, un mesón gallego que aparenta tener mucha solera y un poco rancio. Nosotros nos quedamos en la barra, que estaba vacía, con la compañía de un camarero cubano bastante dicharachero. Ofrecían muchas raciones típicas, todas a precios altitos (12-14€) y una variedad de tostas en torno a 3,5€. Nos decantamos al final por una ración de lacón y por supuesto una o dos cañas que cayeron. El lacón estaba bien bueno y los cachelos estupendos, aunque se hubiera agradecido un pelín más de cantidad. Sí estuvo bien que nos puso de tapita a cada uno un platito de ensaladilla rusa.
Para terminar la cena bajamos de nuevo a Velazquez y fuimos a conocer el nuevo local de Edulis, mucho mejor situado y mucho más amplio que el primero. Nos quedamos, como nos gusta, en la barra, cosa que se ve que no es lo normal, pero es que es la forma de no apalancarnos. Lo malo fue que el aire acondicionado de la barra estaba estropeado y pasamos bastante calor. Seguimos con el cañeo y pedimos para los cuatro media ración de tartare y rabo de toro con puré de melón cantalupe. El tartare estaba inmenso. Súper bien aliñado, fresco y con una mostaza verde alrededor para untar que le daba un toque excelente. El rabo muy bueno también pero más empalagoso. Creo que estaba demasiado caramelizado y tenía un sabor demasiado intenso.
Como aún nos quedaba algo de hambre pedimos ya lo último para rematar la cena: croquetas Edulis y arroz de butifarra y cigalas. El arroz inmenso de sabor, pero poquita cantidad. Las croquetas fue lo que menos me gustó. Eran de chistorra o algo así y la bechamel no estaba nada conseguida.

Con esto nos fuimos a hacer la digestión con una copita, pero como estaba el barrio un poco desolado, nos decantamos por un binguito Canoe que muchos no conocíamos. Menudas risas para terminar la noche!
Webs: http://www.biotzarestaurante.com/
http://www.lacolonialdegoya.com/
Precio de la ruta: 37€/persona (10€, 6€, 6€ y 15€ respectivamente), bingo aparte.