La semana pasada, tras ir al cine por la zona, decidimos probar suerte en el Naif, un sitio al que tenía ganas de ir desde hace un tiempo por la fama que tiene su sándwich club.
Naif es un local moderno, situado en Malasaña, uno de los barrios más modernos y divertidos de Madrid para cenar, tomar unas copas y disfrutar la noche. Al entrar destaca su ambiente distendido y acogedor, con pintadas urbanas en todas sus paredes y sobre todo en su baño unisex de doble inodoro, de noche iluminado muy levemente, y con multitud de mesitas pequeñas y apiñadas en la antesala de la barra, que habitualmente suele estar también atestada de gente esperando mesa. Nosotros ese día llegamos sin mesa (creo que en cualquier caso no aceptan reservas) y teníamos delante unas 5 mesas esperando, pero conseguimos que nos colaran en una mesita de café que hay en una esquina con un par de taburetes de piano. No es lo más cómodo, pero es mejor que esperar, y para el tipo de comida del Naif está muy bien.

Quizá como su nombre indica, la carta del Naif es bastante ingenua, sin complicaciones innecesarias. Básicamente: ensaladas, hamburguesas, bocadillos y los famosos sándwiches. Para comenzar pedimos unos dobles de mahou (2,5€) y una ensalada Cabrita (6,45€), que lleva un hermoso rulo de queso de cabra, pasas, kikos, croutons y vinagre de módena. Muy rica y generosa.

Después Carmen pidió un bocadillo de salmón ahumado (6,85€). Viene abierto, para que lo puedas tomar en plan tosta o lo cierres si prefieres comerlo de una sentada. El salmón es muy rico, y el pan del llamado «de cristal», crujiente y delicioso. El toque, además, de pepinillo, mostaza y mayonesa es triunfal. Para los amantes del salmón, imprescindible.

Yo, como no pudo ser de otra forma, pedí el sándwich club. Es enorme, de tres pisos y lleva bacon crujiente, pechuga de pollo braseada, lechugas, tomate, y todo bien jugosito con mayonesa y quizá algo más. Decían que era bueno y yo digo que es el mejor que he probado. Merece muchísimo la pena y además el precio es genial (6,75€)

En resumen, un sitio totalmente recomendable para comer de manera rápida e informal pero con calidad. Los camareros son jóvenes y muy amables. Si no llevas prisa, puedes esperar en la barra tomando cervezas a que te den la mesa, que normalmente tienen alta rotación, y luego además terminar la cena con una copichuela. Además de lo comentado, otros platos que vimos fueron las hamburguesas, comedidas en precio y tamaño y que no tienen mala pinta, pero no parecen estar a la altura del sándwich. También de entrantes hay nachos, mini hamburguesas, hummus y sopa del día.
Web: —
Precio: 12,5€
¿No intenté entrar contigo aquí? una vez que acabamos en uno cerca pidiendo hamburguesa de no se qué… este tiene buena pinta, pero un sitio que está tan lleno y que gestiona así las mesas (haciéndote esperar ->hay otras formas) le resta muuuchos puntos…
Lo que sí le quita muchos puntos es el baño!!
Sí, este era. Supongo que es una forma de generar ansiedad en la gente, aunque puede tener el efecto contrario