Hace unos días fuimos a cenar al Sudestada, que es un sitio al que le tengo mucho aprecio y tenía ganas de volver, pero por una cosa o por otra se me venía resistiendo.
Sudestada lleva abierto desde 2005, y desde entonces lleva marcando el camino de innovación y buen hacer en la capital. Sus dueños son tres argentinos, de los cuales os podrá sonar sobre todo Estanis Carenzo, su chef, de quien hemos hablado un par de veces en artículos anteriores. Sudestada fue su primer local en Madrid, pero rápidamente se les quedó pequeño y se mudaron en 2009 al actual, en Ponzano. En el antiguo hace un año o así abrieron su segundo proyecto (Chifa). Sudestada es un restaurante de cocina del Sudeste asiático, pero su nombre también hace referencia a un viento típico de la zona de Río de la Plata, en sudamérica, que viene del sudeste, y así de elegantemente, sus creadores presentan la cocina de Sudestada: asiática, pero con muchos ingredientes añadidos de la cultura latina.

Otra característica importante de Sudestada es su carta, en continua evolución. Tiene varios platos fijos, pero el grueso va rotando y serán raras dos visitas en que encuentres la misma carta. Al llegar te presentan la carta (un folio), junto con la de cócteles y bebidas (dos folios) y la de vinos (un cuadernillo). Esto te da la sensación de que en este sitio la bebida tiene la misma importancia que la comida, y hay que dejarse aconsejar. Nosotros pedimos el menú degustación express (5 platos, 35€; los hay de 7 y 9 platos) más un plato extra al medio, y de beber, unas cervezas de la casa…

Mientras esperábamos, brevemente, la bebida, nos trajeron un aperitivo de la casa, que consitía en una riquísima sopa fría y especiada, de pepino. Las cervezas que pedimos eran por supuesto de la Virgen, el proyecto de cerveza artesanal madrileña en el que están metidos Pablo Giudice y Estanis Carenzo, y que a mí me parece de las mejores que se pueden probar a día de hoy en todo el mundo. La lager la sirven de barril, mientras que el resto son de tercio.
El primer plato del menú es de mis favoritos del sitio, los shuiyiao, que son unas gyozas o dumplings, cocidos, rellenos de cerdo ibérico de bellota especiado y con caldito. Tocan a dos cada uno, para comerlos de un solo (y gran) bocado, que llena de sabor la boca. No hay mejor manera de empezar la velada.

El segundo entrante es otro de los clásicos de Sudestada, el rollito vietnamita Nem Cua. Es un rollo de cerdo ibérico especiado, envuelto en papel de arroz, y frito. La manera tradicional de comerlos es envolverlos junto con otras hierbas en una hoja de lechuga, y mojarlo en la salsa agripicante. Lo de la lechuga creo que es básicamente para evitar quemarte o mancharte las manos, pero le da un frescor extra rico, y el resto de hierbas también complementan estupendamente. Son hierbabuena, rúcula, albahaca y cilantro; más col encurtida. Esta versión del Nem Cua Sudestada me pareció más abundante, lo cual es muy bueno, pero también más difícil de comer, puesto que la hoja no abarca el rollo completo. Para mí la solución pasa por agrandar la hoja de lechuga, pero habrá quien prefiera volver al formato anterior, más largo y estrecho (aunque para mí menos jugoso).

Y pasamos al plato fuerte: pollo de corral a la parrilla, y el arroz salteado, con chorizo vietnamita, carabineros y huevo, envuelto en una crep. El pollo viene laminado y en su perfecto punto. Jugoso, blanquito, deshuesado, braseado y especiado. Junto al plato un cuento de salsa agridulce que le va de muerte al pollo. Lleva cientos de especias, con lemongrass entre ellas. Por último un cuenquito de pepinillo encurtido que sirve para suavizar la boca de vez en cuando.


Con los dos platos anteriores realmente ya nos quedamos bien, pero como nos habían dicho que el menú express se quedaba un poco corto, ya habíamos pedido un curry a compartir entre los cuatro para completar. Fue la excusa perfecta, porque es mi plato favorito del restaurante y no podía dejar que nos fuéramos sin probarlo. El curry rojo de Sudestada es magistral. Primero por su punto perfecto de sabor y picante, ajustado a la boca occidental para que te al final te pique la boca bastante, pero es un picante placentero, excitante. El otro punto fundamental del plato es la carrillada de ternera que se baña en el curry. Una carne extremadamente tierna, para partirla con cuchara, y con el mismo gesto bañarla en curry y lanzarla a la boca. La carne viene casi cubierta en cilantro, pero no molesta, porque encaja perfectamente con los sabores del plato sin apabullarlos, como puede pasar en otros casos. De acompañamiento arroz blanco para bañar en la salsa. Solo este plato (23€) merece la visita a Sudestada. No se lo piensen más.

El quinto paso del menú es el postre, a elegir uno por persona de la carta de postres y de tés/infusiones. Dos pidieron crujiente de banana, yo pedí el postre de chocolate, y mi hermana el lassi. Por orden, lo mejor fue la tarta de plátano, con un toque de crema de cacahuete y caramelo, acompañado de sorbete cremoso de coco. El chocolate era un bizcocho riquísimo, abundante y esponjoso, con un helado casero de café muy bueno y muy suave. El lassi es el clásico batido indio de yogur, servido como una crema y con granizado de pomelo y unas especie de uvas. El truco estaba en juntar las tres cosas en la cuchara, con esa combinación extraña del dulce y el amargor, y el frío. Aunque rico, quizá por su amargor, no nos gustó tanto como los otros dos.



Tras los postres, nos prolongamos un poco más pidiendo unos cócteles. En Sudestada te sirven la carta de cócteles al empezar, porque además de los clásicos combinados tienen una agradable oferta de cócteles de aperitivo, como son su famosa caipirinha (9€), mojitos, bloody mary japonés, etc (12€). Nosotros decidimos tomarlos al final para saborearlos más, y por apetecernos más comenzar con la cerveza. El mojito que tomé yo era espectacular, buen tamaño, proporciones perfectas y completado con agua Vichy, un lujo. La caipi del Sudestada tiene un sabor muy fuerte, que puede tirar para atrás a alguno, pero según vas bebiendo sorbos y pescando los granos de granada, te va conquistando. Un final magnífico.

Como habéis podido apreciar, Sudestada es una joya auténtica. Mezcla ingredientes de todo el mundo con las recetas del sudeste para conseguir una cocina magnífica y para todos los gustos. El servicio es muy atento y muy profesional. El local es muy sobrio, pero elegante al mismo tiempo, y se agradecen como siempre los manteles y servilletas de tela. Te ponen siempre tanto palillos como cubiertos y porque cada plato se disfruta más con un utensilio adecuado, y al final, te vas con ganas de volver al mes siguiente, cuando saquen la nueva carta.
Precio: 58€
Ficha Google+
Web: sudestada.es
Madre mía Borja que gran reseña que te has currado! Está de maravilla. En cuanto vuelva al trabajo, haré una visita si o si. Y ya tengo decidido el menú. Un plato de curry rojo, una cerveza y un crujiente de plátano.