Ver un correo de la grande, única y verdaderá Ana Moya de Food Storming en tu bandeja de entrada es siempre motivo de alegría. Y más, si llevabas tanto tiempo sin ir a uno de sus famosos #gastrolios. Los gastrolios son eventos con blogueros en los que algún restaurante nos muestra sus novedades en la carta, pero sobre todo, en los que siempre te lo pasas genial.
En este caso, el anfitrión era el Restaurante Lobbo que nos presentaron su restaurante como una alternativa estupenda para una primera cita. Y es que en esto, gracias al Tindle, Meetic y demás, hay mucho mucho mercado. Tras nuestra experiencia, la verdad es que estoy de acuerdo en que este sitio es muy buena opción para una cita con una persona de la que conozcas bien poco. El sitio está chulo, el servicio es muy bueno, tienes gran variedad de vinos y copas a buen precio (cosa fundamental) y la comida está estupenda y sobre todo buscando presentarla de forma original y desenfada para que la cita fluya como debe. Es un sitio en el que vas sobre seguro y te puede garantizar que no la vas a tener un gatillazo gastronómico que supone pifiarla a las primeras de cambio.
En nuestra primera visita, que podéis ver en este enlace, fuimos con unos cuantos amigos y nos encantaron sobre todo los platos principales, destacando unos chipirones a la plancha estupendos y un chuletón como Dios manda. Pero claro, en este caso la cosa es diferente. Tomarte un chuletón en tu primera cita puede que no te parezca muy buena idea, así que en este post nos vamos a centrar más en los aperitivos y entradas que probamos. Que seguro que son una mejor opción.
Ahora os mostramos todo en detalle pero a modo de resumen, de todo lo que probamos destacaría las croquetas, el pulpo, el milhojas de foie, el steak tartare y la tarta árabe.
Empezamos con unas croquetas de chipirón con alioli de su tinta que son elegantes, originales y bien suaves. La verdad es que nos gustaron mucho a todos.
El siguiente aperitivo fueron las piruletas de langostinos. Muy buena presentación y sabor. Como detalle traen un pequeño difusor con soja, para que puedas aliñar los langostinos. Eso sí, hacedlo contra el plato porque podéis liarla parda.
Como os decíamos, en el restaurante Lobbo tienen una carta muy variada y en la que puedes encontrar platos tradicionales 100%, tradicionales renovados e incluso algún plato con un toque asiático. El siguiente entrante fue uno de en los que nos estamos especializando últimamente, el pulpo a la brasa. En este caso viene acompañado de patata con pimentón y espinacas fritas. Lo que viene a ser un pulpo a la gallega renovado. Muy sabroso y bien presentado, que te va a sorprender gratamente.
Del pulpo gallego al wok asiático. El Wok de verduras con gambón al teriyaki es un plato muy sabroso y relativamente ligero. Me gustó bastante porque el punto de teriyaki era moderado. Hay veces que el teriyaki es tan potente que te da igual comer solomillo que calabacín, te va a saber a lo mismo.
El siguiente plato es otro de esos platos divertidos y muy buenos. Es el rissoto con boletus, trufa y parmesano. Como podéis ver, el parmesano viene en bloque y puedes utilizar el mini-rallador tan apañado que te prestan. El risotto llama la atención por estar menos cargado de nata que los risottos que conozco. Con esto tienes un plato más ligero y muy sabroso.
Antes de continuar con el resto de platos, me gustaría destacar la su carta de vinos. Variada y con las referencias que más están de moda. Nosotros cenamos con blancos y tintos del vino Habla del Silencio. Muy bueno. Pero vamos que tenéis una amplia variedad y a buenos precios.
Uno de los platos que más me gustó fue el milhojas de foie, sobre todo porque creo que la proporción y combinación de foie con el resto de ingredientes es perfecta. Disfrutas del foie pero sin que sea empalagoso.
Y de aquí pasamos a un par de platos de carne muy recomendables. Las mini-hamburguesas y el steak tartare. Las mini-hamburguesas son perfectas como aperitivo, sobre todo si en vez de una cita es una quedada con varios amigos. Pese a su reducido tamaño están jugosas y son un bocado estupendo. El steak tartare está realmente bueno. Lo preparan al momento con cariño, dedicación y muuucha profesionalidad. A mí me encantó. Eso sí, os recomiendo pedirlo suave, sobre todo para si os la estéis jugando en una primera cita.
Por último, un par de postres muy diferentes. El primero es una mousse de yogur con purés de frutos rojos y melocotón, presentada en formato de pasta de dientes. Muy recomendable si la cosa va viento en popa. El segundo es una tarta árabe de toffee con crujiente de almendras. Un postre muy bueno y un más conservador por si te ves falto de confianza.
Como no podía ser de otra manera, acabamos la cena con unas copas servidas a la perfección. El mueble bar ocupa toda una pared y tienen infinidad de referencias. Debido al tamaño e iluminación del mueble bar, es inevitable que a mitad de la comida le eches un ojo de refilón y te hagas la pregunta de… ¿Por qué tengo que esperar asta el final de la cena para pedirme una copa?. Esta vez me contuve porque era un evento y si pedía una copa podía abrir la caja de Pandora, pero no prometo nada para la próxima :-D.
Así que nada señores, espero que con este post conozcáis un poco mejor la oferta de este pedazo de restaurante y os animéis a hacerles una visita porque merece la pena.
Precio: Pes yo creo que pidiendo un par de entrantes, principal y postre a compartir puedes salir por unos 30€.
Ubicación:
Gallego, me acaba de sacar usted los colores con esa introducción…a ver si quedamos que me dio pena no poder echarme unas risas contigo como de costumbre 😉
Jejeje claro que sí Ana. Es lo que tiene ser anfitriona de los gastrolios. Que estás más liada que la Preysler en la recepción del embajador 😉