Madrid está lleno de sorpresas gastronómicas, pero pocas veces encuentras un sitio que combine tan bien el respeto por la cocina tradicional española con un toque fresco y original. Eso es lo que ofrece Fisgón, un restaurante recién abierto que, tras nuestra visita, se ha ganado un hueco especial en nuestra lista de favoritos.
Desde el primer momento, Fisgón transmite buenas sensaciones. El local es realmente agradable, con una decoración cálida y cuidada, perfecta tanto para una comida tranquila como para una celebración especial. Además, el ambiente se completa con un servicio cercano, atento y muy profesional, de esos que saben recomendarte y te hacen sentir como en casa. Eso sí, el local no es accesible porque tiene dos tramos de 5/6 escalones.
Pero hablemos de lo importante: la comida. En nuestra visita, nos propusimos probar casi toda la carta, y lo cierto es que cada plato superó nuestras expectativas.
Empezamos con la ensaladilla rusa abrandada con gamba de Huelva, un clásico reinventado con mucho acierto. Cremosa, con una mezcla equilibrada de sabores y una presentación delicada que ya te da pistas de lo que viene después.
Le siguieron las empanadillas de callos, que nos parecieron una auténtica maravilla. Ese sabor intenso de los callos, dentro de una empanadilla crujiente, es de esos bocados que no se olvidan. Originales, divertidas y muy sabrosas.
Los mejillones fueron otra grata sorpresa. Son unos mejillones tigre reinventados. Cocinados con un toque especial que les aporta un punto diferente, son un entrante ligero pero lleno de sabor. Si te gustan los mejillones, pruébalos que te van a sorprender.
Uno de los platos que más nos llamó la atención fue el canelón galleguiño, un homenaje a la cocina gallega, que combina producto de calidad con una elaboración muy cuidada. Relleno de grelos, con una bechamel suave y una presentación impecable, es de esos platos que invitan a repetir. Ligero y realmente sabroso.
El arroz extremeño de «pestorejo» fue, sin duda, uno de los grandes protagonistas de la comida. Con un sabor profundo, lleno de matices, y un punto de cocción perfecto. Un arroz que demuestra conocimiento y buen hacer, y que refleja esa mezcla de tradición y creatividad que caracteriza a Fisgón.
Seguimos con las verdinas con bacalao, un plato que respeta la esencia de la cocina de cuchara, pero con un toque moderno. Las verdinas, tiernas y sabrosas, combinan de maravilla con el bacalao, en un guiso lleno de sabor y muy bien equilibrado.
En cuanto a los pescados, probamos la lubina y el rodaballo en pepitoria. Ambos espectaculares. La lubina, cocinada al punto justo, con una guarnición de «humo sedoso» que realza el sabor del pescado sin enmascararlo. Y el rodaballo, una auténtica delicia, con esa salsa pepitoria que aporta cremosidad y un toque diferente a un pescado ya de por sí sabroso.
Las carnes no se quedaron atrás. El pichón, perfectamente asado, con una carne jugosa y tierna, es uno de esos platos que te reconcilian con las buenas carnes. Y el villagodio, una pieza impresionante, de sabor intenso y cocinado al punto perfecto. Ideal para los amantes de la carne en estado puro.
Y para cerrar, no podía faltar un postre a la altura: el magnum de madroño, una propuesta divertida y original, que mezcla ese toque clásico del madroño con una presentación que sorprende y conquista a partes iguales. La torrija del rey y las peras al Jerez también están realmente buenas.
La carta de vinos merece también una mención especial. Bien seleccionada, con referencias para todos los gustos y bolsillos. Desde opciones asequibles para una comida informal, hasta vinos más exclusivos para los que quieran darse un homenaje.
En cuanto al precio, la experiencia completa (probando casi toda la carta) ronda los 40-50€ por persona, pero es totalmente posible disfrutar de una comida estupenda por 20-30€, eligiendo algunos de los platos principales y compartiendo. Una relación calidad-precio difícil de encontrar hoy en día en Madrid.
En resumen, Fisgón es uno de esos restaurantes que sabes que vas a recomendar. Por la comida, por el trato, por el ambiente. Un lugar donde se nota el cariño en cada plato y donde apetece volver. Y seguramente lo haremos, porque sitios así no se encuentran todos los días.
Así que ya sabes, si quieres disfrutar de una cocina española tradicional, con un punto de originalidad y mucha calidad, no pierdas de vista Fisgón. Seguro que, como nosotros, sales de allí pensando en la próxima visita.
Esta vez, hemos preferido dejaros todas las fotos para el final. Aquí os dejamos una galería con las mejores capturas.










