Más que encantados hemos salido de nuestra primera visita a Huerta de Carabaña. Un restaurante de la siempre animada calle Jorge Juan en el que de primeras te vas a encontrar dos ambientes de aspecto muy diferente, pero que basan su cocina en una materia prima excelente.
Un restaurante de alta categoría, con platos sofisticados y un salón realmente elegante. A la que se accede por Lagasca 32. Y una zona más informal con una carta más corta y con raciones y platos más sencillos. A la que se accede por Jorge Juan 18. Nosotros fuimos a la parte más informal y disfrutamos de lo lindo. Con un servicio muy atento y realmente amables.
Aperitivos de la casa
Éramos 6 y comenzamos con un par de aperitivos de parte de la casa. Una crema de chirivia, dulce y sabrosa, y una croqueta suave que era una delicia.
Entrantes variados
Después pasamos a una ensaladilla rusa buena buena de verdad. De esas que te comías un par de raciones de una sentada. También pedimos hummus. Un gran acierto. Un plato muy bien presentado, sabrosísimo y con un toque diferente que merece mucho la pena. Y también al centro, unas alcachofas fritas. Buenas, pero no imprescindibles.



Carta Cava de vinos
Tras unas primeras cervezas de aperitivo, pasamos a los vinos. En Huerta de Carabaña no tienen carta de vinos. Son mucho más cucos y lo que hacen es que te «encierran» en su estupenda cava de vinos para que elijas. Esto es muy muy goloso. Como podéis ver, cada botella lleva su precio con tiza. Nosotros nos decantamos por un par de botellas de ese estupendo Pintia 2011 que tenéis en la foto. Muy destacable el precio de los vinos. El Pintia que veis a 38€ en su restaurante en Uvinum, por ejemplo, está a 30,5€ más gastos de envío. No hace falta que es un vinazo que está para llorar de bueno. Así sí que se puede tomar vino de calidad. Olé por Huerta de Carabaña.

Momento Carabinero
Lo que os traemos a continuación fue la triunfada de la noche. Mi amigo Paco dijo que quería carabineros y el resto nos «sacrificamos» por darle el capricho. El primer detalle es que en carta la ración era por unidad, y nos sirvieron dos por persona. Sin cambiar el precio. Decían que esta vez no eran tan grandes como otras veces. Vale que no eran carabineros tamaño torpedo, pero estaban de fábula y por 12 € la ración merece muchísimo la pena.

Mar y montaña
Todos los platos los pedimos a compartir, menos los carabineros. La verdad que por el tamaño de las raciones y lo bueno que está todo, es muy buena opción. El siguiente plato fue un mero de órdago. Excelente materia prima, tratada con mimo y bien presentada. El mero estaba simplemente extraordinario.

Por último, la mayor delicia del mundo mundial. Sus callos con pata y morro. Como nos gustan! Si no fuese por los callos, estoy seguro que habría muchos más veganos en este mundo.
Un guisazo suave, sabroso, con unos callos tiernos y el compango justo. Y con un poco de cebollino por encima. Que a todo le queda bien. Toda una obra de arte que no podéis dejar de probar.

Postres y copas
Pedimos dos postres a compartir. Arroz con leche y pannacota de melocotón. Muy original la presentación del arroz con leche. Y estupendo sabor. La panacotta estaba estupenda. Fresca y con una textura deliciosa.


Acabamos con un par de copas de las buenas. Buena selección de whiskeys. Probamos el Knockando 12 años y nos convenció. Para mi gusto, más barato y mejor que el Black Label.

Conclusión: Por menos de 45 € por persona, nos dimos el homenaje que os he contado. Me parece una relación calidad precio excelente. Y más por la ubicación del local. Nos verán en breve de nuevo por su restaurante seguro.